El 1 de enero del 75 fue mi primer día de trabajo como celador, cuidador i / o Auxiliar! en Clínica Mental de Santa Coloma de Gramanet, dependiente de la Diputación de Barcelona.
Plan de Psiquiatría de 1975 elaborados por las 4 Diputaciones Catalanas. Como consecuencia se inicia aplicación de la sectorización.
De los tres turnos de enfermería comencé en el turno de noche de las 22h a las 6h, llegue al lugar de destino ubicado a un pabellón (Inmaculada por nombre), era una mansión de principios de siglo, me impacto tanto que mi ritmo cardiaco se acelero a un ritmo insospechable, cuando estuve ante aquel gran portalón, llame al timbre y me abrió un sujeto con una bata blanca atada por detrás denominada (bata de loquero), y a más a más llevaba una manta puesta encima estilo poncho y un enorme reloj de cuerda manual, durante unos segundos estuve anonadado no sabia si el que me había abierto la puerta era un “enfermo” o un fugado de cualquier prisión pero no ni lo uno ni lo otro era quien iba a ser mi compañero durante los próximos meses.
Se presento como celador responsable de la unidad, cerro el portalón detrás de mí y con un manojo enorme de llaves me indico que le siguiera, fui detrás de él, fue cerrando con una llave maestra todas las puertas y ventanas de la unidad.
Instantes después de ponerme al día llego el momento de hacer la ronda entrando en las habitaciones donde dormían enfermos de diferentes patologías mentales, en la primera sala con 40 camas todas ocupadas por personas todo hombres ya que eran tiempos de una cultura estricta tocante a separar por pabellones de larga estancia hombres y mujeres.
Fuimos asegurándonos a través de unas linternas portátiles que todo estaba en orden y dormidos, siguiendo la ronda entramos en otra sala de otras 20 camas ídem, salimos de ellas atravesando un largo pasillo llegando hasta una habitación con personas encamadas aquí él celador encendió las luces fue de una horrible, insoportable e inenarrable experiencia que una persona pueda ver y soportar pacientes llenos de orines, defecaciones y personas llagadas siendo el quien personalmente curo las llagas de algunos encamados, cambiamos sabanas y chupones.
Por ultimo entramos en una sala llamada aislamiento nunca había visto seres humanos atados con correas en las camas (en contención), y con una rápida explicación me comento que era por el bien de ellos para que no se autolesionaran o dañaran a otro compañero.
Sin más nos dirigimos al cuarto de enfermería donde había dos apartados uno denominado botiquín y en otro simplemente había un sillón medio roto y una lamparita.
Dicho Celador se quedo en el botiquín hasta las 5h que nos volvimos a ver para hacer una ultima ronda antes del relevo del personal de mañanas.
Durante las horas siguientes estuve asustado durante buenos ratos mientras él celador dormitaba yo recostado en el enorme sillón antiquísimo estaba pendiente de todo lo que pasaba en el entorno.
En aquel inmenso pabellón los ruidos se sucedían a cada instante durante gran parte de la noche, gritos que procedían de las habitaciones de aislamiento, personas que deambulaban por los pasillos, cada vez que hacia un ademán de ir a socorrer uno de aquellos gritos desgarradores o a ir atender algún necesitado él celador a oscuras semi-dormido me decía que no me preocupara ya que era normal que los pacientes gritaran e hicieran ruidos, por fin llego la hora de hacer la ronda idem que la anterior, cuando todo estuvo en orden escribió en el parte las incidencias e hicimos el relevo del turno.
Salí como si saliera huyendo del mismísimo infierno, a la noche siguiente dicho personaje había cogido la baja y me vi solo durante unas cuantas semanas.
Dos cosas importantes supere mis propios miedos y durante cada hora durante toda la noche me pasaba por las habitaciones para atender unas minimas necesidades de aquellas personas, mucho de ellos dejaron de gritar y fueron conscientes de su mejor cuidado en su inestable calidad de vida.
Anécdota: era sorprendente supongo que por tiempos de pobreza por las noches en el cambio de turno las monjas nos dejaban un trocito de pan con un quesito denominado “la vela” la cual compartíamos con los bocadillos nuestros a la hora del ángelus (24h).
Nunca fui conformista con las ordenes arcaicas
Pase el año intentando adaptarme al sistema siempre con miras de estar en la movida de enfermería de base.
Pero como en muchos otros lugares del estado la enfermería no se empezó a tomar conciencia como estamento hasta pasado mediados de los años setenta. Hasta entonces existía una débil conciencia como profesionales de la psiquiatría, y siempre planteábamos nuestras cuestiones en el seno de los movimientos sociales, pero nunca como estamento, acciones que eran reivindicadas en el lugar de encuentro (las Palmeras), ubicadas enfrente a la unidad de administración dentro del recinto de Clínica Mental.
La enfermería psiquiátrica como estamento.
El proceso de concienciación se extendió con rapidez, a pesar de que solo los auxiliares reclamábamos nuestro estamento, quedando los ATS al margen. El papel que reclamábamos los auxiliares psiquiátricos era la globalidad de la enfermería, puesto que ni los ATS existentes en los hospitales eran tan numerosos, ni formaban parte de los equipos terapéuticos. Aquellos ATS que sí tenían conciencia formaban parte del colectivo de auxiliares psiquiátricos que por ser mayoritarios dirigían el movimiento.
En caso particular de Cataluña consistió, en que con la recuperación de las instituciones propias de nuestra nacionalidad, que nos quitó el franquismo, los auxiliares pedíamos el restablecimiento de la Escuela de Enfermeros Psiquiátricos existentes durante la Generalitat Republicana , que en esa época fue la única que funciono en el Estado a raíz del Decreto de 1931.
Empezábamos a realizar muchas otras tareas que las meramente custodiales, nuestro trabajo empezó a tener sentido terapéutico, pues comprendíamos mucho más el universo del enfermo mental.
La figura del ATS no era vista como un miembro del equipo puesto que no intervenían en el proceso de la enfermedad más que como agentes laterales, su función consistía en los tratamientos farmacológicos además de funciones administrativas como supervisores. Al igual que como paso en los años setenta con los auxiliares a finales de los ochenta ha pasado con los ATS, su mentalidad ha ido paulatinamente cambiando, a pesar de que continúan con funciones administrativas de supervisión. Ello es debido a que aún su volumen en las plantillas era muy reducido.
Prox capitulo:
Principios generales del perfil profesional y definición de las funciones del Auxiliar psiquiátrico
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Principios generales del perfil profesional y definición de las funciones del Auxiliar psiquiátrico
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